En los últimos tiempos, al menos en lo personal, he comenzado a sentir una mayor empatía con los animales que con los seres humanos. Al menos, uno podría establecer esa comparación cuando se trata del sufrimiento ajeno. Por ejemplo, es más doloroso a veces ver una mascota en la calle que a una persona sin techo, y si crees que eres el único que se siente así, debes saber que se trata de una tendencia que se da a nivel global.
En este sentido, especialistas en Sociología y Criminología en la Universidad Northeastern liderados por el profesor Jack Levin, han señalado que “no es que conmueva más el sufrimiento animal que el humano”, aunque sí es posible que sintamos una mayor empatía con lo que le sucede al animal que a alguien del mismo género.
El caso es que se explica que los seres humanos sentimos mayor pena por las mascotas que sufren porque consideramos que son más vulnerables que otros humanos en la misma condición, y además porque muchos están seguros de que el animal no comprende la maldad en el ser humano, mientras que la persona, por su propia especie, la entiende perfectamente.
Para conocer el pensamiento de las personas en tal sentido, los especialistas trabajaron con un grupo de voluntarios a los que se les otorgaban noticias referidas al maltrato de un niño de 12 meses, un adulto de 30 años, un cachorro y un perro de seis años. Evidentemente, el cachorro conmovió a todo el mundo, pero la atención no estaba puesta allí precisamente.
Lo que los investigadores querían saber es si en segundo lugar estas personas se sentían empáticas por el perro mayor de edad o por el niño, que finalmente fue el elegido, lo que demuestra que en realidad sufrimos por ellos de acuerdo a la edad más que a la especie a la que pertenecen.