Los gatos como todas las mascotas, padecen de algunas enfermedades, algunas leves y otras más graves. Y como todas las mascotas de repente pueden darnos un susto, con condiciones como la fiebre en los gatos. La misma como sucede con los seres humanos, puede ser resultado de muchas condiciones graves que no graves, por lo que al determinar la presencia de fiebre hay que vigilar la mascota para ver si se requiere una visita al veterinario.
Usualmente, la temperatura normal de un gato es de 38 grados Celsius, misma que se obtiene mediante el uso de un termómetro rectal. Esta forma de comprobación es la más común y la más certera a la hora de sospechar si nuestro gato tiene o no fiebre. Hay que tener cuidado al comprobar la fiebre de nuestro gato, después de todo no es nada agradable para la mascota.
Para comprobar la fiebre en el gato, hay que utilizar el termómetro rectal, mismo que se le introduce en el ano unos 2,5 centímetros, por un minuto. Para mayor comodidad hay que aplicarle vaselina para que entre con mayor facilidad. Comprobada la presencia de fiebre hay que tomar medidas inmediatas para bajar la misma.
Una de las formas más efectivas y rápidas es, aplicar compresas de agua fría en la frente. Y como la fiebre demanda una hidratación constante por la pérdida de líquidos, hay que sumistrarle a nuestro gato abundante agua, para evitar que se deshidrate. En algunos casos nuestro gato no está en condiciones de beber, entonces hay que hidratarlo con una jeringa.
Muchos dudan sobre qué usar para hidratar un gato con fiebre. En este caso hay que administrarle una bebida isotónica,de manera inmediata y acudir al veterinario en ese mismo momento. Porque la fiebre fiebre muy alta y puede causarle a la mascota daño cerebral irreversible. Ante la presencia de fiebre una visita al veterinario es la mejor forma de ayudar a nuestra mascota.
