Quien tiene un perro sabe que es un animal encantador que establece lazos de cariño, es leal, atento y siempre alegre, además es solidario, amigable y juguetón. Pero como todos puede tener sus malos ratos, algunas veces se mostrará huraño e incomprensiblemente otras, evasivo. El cuidado del perro implica prestar atención a esos pequeños detalles, de cuando como todos necesita un poco más de atención y mimos.
Los médicos veterinarios suelen aconsejar que demos mimos a nuestro perro en forma de masajes que tienen como en el ser humano un gran valor terapéutico, porque aunque nuestro perro se encuentre en buenas condiciones de salud, el hecho de dar un masaje al perro implica un momento de mutua compañía en que el mismo se siente importante para su amo y siente una sensación de relax que le hace bien.
Cuando nos disponemos a un masaje para nuestra mascota, ideal es acariciar su lomo y cuello presionando en forma de círculos y con tres dedos sin presionar demasiado ni resultar apenas perceptible, esa sensación de suave movimiento puede causar que la mascota se sienta tan relajada que le invada una sensación de sueño con lo que cerrará los ojos, es cuando resulta aún más completo el masaje si se le habla o bien se le entona una canción suave.
Cual si fuera un niño, porque los perros por adultos que sean se tornan niños ante los mimos de sus amos, asociará esa melodía a un rato de relax y será más fácil cuando la próxima vez le llames y se tienda a tus pies mientras masajeas su lomo, otra forma de hacerlo es aprovechar el momento para cepillarle suavemente el pelo, mientras le hablas. Este momento «de calidad» con tu perro de mutua compañía, lo acerca más a su amo y le hace sentir seguro.