El Dogo Canario

dogo canario

Tiene el perro de presa un encanto tan peculiar y propio, que desde la aparición de la cinofilia moderna ha suscitado apasionamientos y rechazos. Hace unos años, antes de la polémica suscitada por la peligrosidad de algunas razas caninas, los perros de presa gozaron de unos años de gloria.

Se convirtieron en razas populares, tanto en Europa como en Estados Unidos, y su crianza se generalizó. Podemos situar el inicio de este fenómeno en un libro que se convirtió en el primer best seller de la prensa cinológica, se trataba de «The World of Fighting Dogs», de Cari Semencic, que alcanzó las 50 reediciones.

Se trataba de un viaje por el entonces exótico mundo de los perros de presa y pelea.

Semencic descubrió a los aficionados americanos una de las razas más soberbias y majestuosas dentro de este grupo canino, el entonces aún llamado Perro de Presa Canario y enseguida varios criadores importaron perros de la raza y establecieron perreras de cría en Estados Unidos. El Dogo Canario es el último de los dogos llegado a la FC1.

El perro natural de Canarias, durante décadas conocido como Perro de Presa Canario, vio modificado su nombre porque el término «presa» de uso tan gemiinamente hispano, era malsonante para algunos directivos de la cinofilia internacional. Según recoge el Diccionario académico de la RAE en 1783 los perros de agarre ya eran denominados entre nosotros perros de presa.

Su temperamento es equilibrado y de gran seguridad en sí mismo. Es manso y noble en familia, con gran apego al dueño y desconfiado con los extraños. Muy dominante con otros perros, tiene un instinto natural por la pelea, que nunca rechaza, combatiendo hasta la muerte.

Scroll al inicio