El Chihuahua, del que existen dos variedades, de pelo corto y pelo largo, es sin duda el perro más pequeño del mundo, llegando en ocasiones a pesar menos de 1 Kg. No es raro encontrar fotografías de un Chihuahua junto a un dogo alemán para demostrar la enorme variedad de la especie canina. En los concursos de belleza se premia la morfología y tipicidad, como en todas las razas, pero aquí es siempre determinante la pequeñez, gana el perro más chiquito. Ello obliga a que los criadores trabajen sólo con ejemplares verdaderamente miniatura, lo que ha provocado en ocasiones problemas de enanismo en la raza.
Los mayas, el primer pueblo que habitó México alrededor de 4000 años a.C., celebraba una ceremonia en que las mujeres ofrecían alimento a los «muluc» (espíritus) para apaciguarlos, estos alimentos se servían en unas escudillas con forma de perro y los aztecas utilizaban pequeñas figuras de perros en arcilla en sus enterramientos, de las que se conserva una gran cantidad. Se piensa que en sus orígenes esté relacionado con pelón mejicano o xolocuintle y lo cierto es que hay representaciones aztecas de perros de poca talla y orejas erguidas que bien podía ser al representante antiguo de la raza. Hacia 1850 ya se tenía en Europa cabal conocimiento de la raza con descripciones detalladas tanto de la variedad de pelo corto como de la de pelo largo. El primer país en reconocer la raza fue Estados Unidos en 1900.