El asma es una enfermedad que suele ser muy habitual en los gatos. Se estima que entre el 1 y el 5 por ciento de los felinos podrían sufrir esta enfermedad. El evento inicial del asma, suele ser una reacción ante una exposición a alérgenos inhalados, causando una respuesta alérgica y mermando la calidad de vida del animal si no se controla. Debido a su importancia, es fundamental conocer sus causas y los posibles tratamientos.
Según el especialista Jordi Puig y corresponsable del departamento de Medicina Interna de AniCura Ars Veterinaria Hospital, la raza siamesa suele ser la más predispuesta, siendo los gatos más jóvenes y de mediana edad los más representados.
Concretamente en el caso del asma felino, la evidencia indica que la afección se debe a una respuesta alérgica después de la exposición a alérgenos inhalados. La estimulación inducida por estos alérgenos conduce a la producción de una gran variedad de citocinas, que acaban causando unos cambios patológicos en las vías respiratorias. En palabras de Jordi Puig: “Las tres principales características distintivas del asma incluyen: inflamación de las vías respiratorias, hiperreactividad de las vías respiratorias con limitación del flujo de aire y finalmente una remodelación de las vías respiratorias”, apunta el veterinario.
Asma en felinos: cómo detectarlo, tratarlo y prevenirlo
El hecho de aparecer tos, incremento del esfuerzo respiratorio o respirar con la boca abierta, pueden ser signos que nos rebelen una posible situación de asma. Sin embargo, muchos gatos presentan signos crónicos y lentamente progresivos u ocasionales, por lo que pueden pasar desapercibidos por el cuidador de la mascota durante largos periodos de tiempo, sobre todo al inicio.
El diagnóstico de la enfermedad bronquial inflamatoria que engloba principalmente el asma y la bronquitis crónica se basa en la combinación de signos clínicos, hallazgos del examen físico, pruebas de diagnóstico compatibles y, en resumen, en el descarte de otras patologías que se presentan con signos parecidos. Actualmente, existe tratamiento para esta afección, que consta principalmente de minimizar el estrés y aportar oxígeno en casos de crisis agudas, juntamente con la administración de glucocorticoides y broncodilatadores.
Aunque la mayoría de los gatos con esta patología requieren un tratamiento de por vida, con un manejo adecuado se pueden mejorar signos clínicos y reducir la necesidad de administrar medicamentos.