Dentro de las enfermedades dermatológicas en los animales de compañía, la dermatitis atópica es una de las más frecuentes, especialmente en perros y gatos. Se trata de un problema que aparece por muchos factores, tanto externos como propios del propio animal. Entre los síntomas más habituales están el prurito, aunque también se dan casos de otitis, pododermatitis e infecciones cutáneas.
Dado que esta enfermedad es multifactorial y puede involucrar alteraciones inmunológicas, pérdida de la función de la barrera cutánea o cambios en la microbiota de la piel, es esencial adoptar un enfoque multimodal para su tratamiento. Las opciones efectivas para prevenir la aparición de síntomas incluyen terapias tópicas, champús terapéuticos, lociones humectantes y suplementos alimenticios.
El uso de medicamentos como corticoides para el control de los síntomas muchas veces resulta efectivo. Sin embargo, el único tratamiento específico para la enfermedad es la inmunoterapia alergenoespecífica, la cual se establecerá según la intensidad y presentación de los síntomas.
“La dermatitis atópica es más frecuente en perros, aunque cabe destacar que el síndrome atópico felino es mucho más complejo y engloba, además, otros síntomas no dermatológicos”, explica Mario Pérez García, veterinario responsable del servicio de Dermatología de AniCura Valencia Sur Hospital Veterinario. Entre las razas de perro con más prevalencia a padecerla se encuentran el golden retriever, el labrador retriever, el pastor alemán, el west highland white terrier y el bulldog francés1.
Es fundamental acudir a un servicio de referencia especializado para evitar complicaciones a largo plazo. “A pesar de que, por lo general, la dermatología se caracteriza por no tener que atender urgencias vitales, muchos pacientes con dermatitis atópica que no han podido ser bien manejados desarrollan síntomas crónicos que afectan a la calidad de vida tanto del paciente como de su familia. En ocasiones, debido a esta cronicidad se generan cambios y modificaciones anatómicas (muchas veces irreversibles) que impiden o dificultan mucho la curación clínica. Acudir a un servicio de referencia o especializado es crucial para minimizar estos factores a tiempo”, comenta Mario Pérez.
Atención veterinaria para pautar el tratamiento adecuado
Cloe, una yorkshire de 6 años, fue remitida hace aproximadamente un año al servicio de Dermatología de AniCura Valencia Sur. Desde su primer año de vida, la perra comenzó con mucho picor, piodermas superficiales y otitis recurrentes, síntomas que los cuidadores describían como cada vez peores y que no disminuían con ningún tratamiento.
“En este caso, puesto que los síntomas eran crónicos y de larga duración, se decidió instaurar un tratamiento con inmunoterapia alergenoespecífica para el control de la enfermedad, por lo que se realizaron pruebas de alergia tanto en piel como en sangre. Actualmente, tras seis meses de inmunoterapia, medicación y terapias tópicas, Cloe se encuentra estable”, explica Mario Pérez.
Como el diagnóstico de la dermatitis atópica es un diagnóstico clínico, se debe realizar un protocolo diagnóstico de exclusión. Además, es crucial que el paciente se encuentre correctamente desparasitado y que haya seguido un protocolo de dieta de eliminación y posterior provocación para llegar al diagnóstico final. En este caso, para poder establecer el tratamiento se realizaron además pruebas de alergia para poder establecer la inmunoterapia alergenoespecífica.
La dermatología es una especialidad compleja, ya que la respuesta a los tratamientos no suele ser inmediata y el diagnóstico tiende a no ser tan directo y claro como en otras áreas de la medicina veterinaria. “Muchos cuidadores acuden al hospital tras segundas o terceras opiniones, y colaborar con otros centros de AniCura me ha abierto la posibilidad de conocer y ayudar a otros pacientes de otras regiones. Además, compartir experiencias con otros centros de trabajo me ha dado la oportunidad de abrirme a otros compañeros, conocer otras formas de trabajar y, ante todo, hacer equipo”, concluye Mario Pérez.