De hecho existen alimentos «prohibidos» que es importante evitar suministrar. Entre ellos recordamos:
Sobras: a menudo contienen salsas, grasas, frituras, sal, picantes. Como en el caso precedente, suministrar al animal estos alimentos provocará un desequilibrio en su dieta, además de sobrecargar el hígado que deberá desintoxicar su organismo. En muchos casos el animal tenderá a vomitar, sobre todo si se trata de alimentos muy grasos.
Este problema se verifica especialmente en el periodo de las fiestas o en ocasión de comidas familiares. Lo más importante es mentalizar a los invitados para no «dejar caer» nada durante o después de la comida. El problema es más grave si alimentar al perro con sobras es una costumbre: se pueden provocar daños a largo plazo desequilibrando el metabolismo, provocando obesidad y daño a los órganos.
Huesos: en el imaginario colectivo siempre se ha visto un perro con un aspecto feliz mientras mordisquea su hueso. Se piensa que de esta forma el perro tendrá una fuente natural de calcio y minerales. En realidad el calcio ingerido de esta forma sólo en parte es utilizado en la digestión. Si es necesario un aporte adicional de calcio (en la mayoría de las dietas comerciales hay un contenido equilibrado sin necesidad de dosis adicionales), se decidirá con el veterinario la eventualidad de suministrar complementos específicos.