Con el aumento de las temperaturas, los gatos requieren de ciertos cuidados para que estén saludables. Uno de los cuidados más importantes es el que está enfocado a ofrecer una correcta hidratación.
Aunque los gatos no suelen beber mucha agua, un déficit de ingesta de agua en los días de mucho calor, pueden poner en riesgo su bienestar. Una deshidratación pueden causar problemas importantes como infecciones urinarias, cálculos renales o daños en órganos vitales.
Por ello, “es fundamental tener el agua siempre fresca y usar las fuentes de gatos, ya que estos se sienten atraídos por el agua en movimiento, con ello conseguimos que beban con más frecuencia”. “Asimismo, es importarte seleccionar alimentos que favorezcan una mejor hidratación, digestión y bienestar en los meses de calor como las comidas húmedas de alta calidad: gelatina o caldos naturales”, añade Ana Simón Salazar, directora veterinaria de AniCura Alhaurín El Grande Hospital Veterinario.
Como referencia general, “un gato debe beber entre 40 y 60 ml de agua por kilo de peso al día1”. Por ejemplo, un gato de 4 kg necesita al menos entre 160 y 240 ml diarios. El animal no solo se hidrata a partir del agua que bebe, sino que también la obtiene a partir de los alimentos húmedos que consume. “En gatos con patologías como enfermedad renal, cardíaca, sobrepeso… el riesgo de deshidratación puede ser mayor, así que debemos tener más precauciones y asegurarnos de que les incluimos hielos en el agua para que esté fresca y les ofrecemos juegos de agua para estimularlos”, subraya Salazar.
“A los gatos podemos ofrecerles agua embotellada o filtrada (algunos gatos pueden rechazar la del grifo por el sabor o el cloro) y fuentes automáticas. También puede ser más fácil hidratar a nuestros felinos si tenemos varios bebederos distribuidos por casa. Es importante cambiar el agua diariamente y usar bebederos de cerámica, vidrio o acero (mejor que los de plástico)”, añade Salazar.
Cómo detectar un golpe de calor
Al igual que hay que tener en cuenta determinados factores para evitar la deshidratación de nuestros felinos en verano, también es fundamental prestar especial atención a estos animales a lo largo del día por si pudieran sufrir un golpe de calor. Los más jóvenes y los mayores son los que más peligro corren, así como los gatos obesos o con problemas cardíacos y respiratorios.
“Existen signos de alerta que nos pueden avisar de que nuestro gato está sufriendo un golpe de calor: jadeo excesivo, salivación anormal o pegajosa, lengua o encías enrojecidas o azulada, letargo, debilidad, desorientación y temperatura alta”, destaca Salazar.
En caso de que nuestro gato sufra un golpe de calor, es importante llevarlo inmediatamente a un lugar fresco y ventilado, humedecer su cuerpo con agua tibia o fresca, ofrecerle agua sin forzarlo y llevarlo al veterinario de urgencia para que pueda observar cómo se encuentra nuestro gato y si puede tener daños internos que requieran tratamiento.