Una vez hemos castrado a nuestro can, disminuimos el riesgo de:
Evidentemente no existirán los tumores testiculares ni prostáticos, disminución de la aparición de los adenomas anales, hernias perianales (entre testículos y ano).
Tienen más fortaleza inmunitaria; es decir una vez capados tienen menos posibilidad de adquirir infecciones, por ello pueden vivir más años.
Cuanto antes se realiza la operación, menos «deje hormonal» existe en su cuerpo y por lo tanto no tienen tanta tendencia a pedir alimento y así al no pedir tanto, no engordan.
La testosterona tiene una importante función en el aprendizaje, favorece la concentración, y también ayuda al crecimiento de los huesos largos, por lo tanto la castración se recomienda nada más entrar en la pubertad, no antes.