Con motivo de la celebración del Día del Perro Adoptado, que se celebra cada día 23 de septiembre, el portal Tiendanimal ha querido resaltar los beneficios que tienen para las personas el adoptar un perro y darle una segunda oportunidad. Pero no solo este proceso beneficia a las personas, sino también a los animales. Compartir la vida con un perro adoptado ayuda a reforzar el bienestar emocional, a la vez que disminuyen los niveles de estrés y fomenta la actividad física gracias a los paseos diarios.
“Los perros adoptados suelen mostrar una gran capacidad de resiliencia y un afecto especial hacia las personas que les ofrecen una segunda oportunidad. Ese vínculo genera un impacto muy positivo en la salud mental y en el equilibrio emocional de la familia humana”, explica Eva Sánchez-Paniagua, veterinaria de Clinicanimal, la red veterinaria de Tiendanimal.
Siete motivos que lo cambian todo
La primera razón es emocional: la compañía de un perro adoptado ayuda a reducir la sensación de soledad y aporta una estabilidad afectiva que se convierte en un auténtico refugio para quienes conviven con él. Un segundo beneficio llega a la salud física. Pasear varias veces al día, mantener rutinas activas o jugar con él favorece el ejercicio y el cuidado personal de forma natural y constante.
En tercer término, la adopción también abre la puerta a nuevas conexiones sociales. Los encuentros en parques, actividades comunitarias o simples conversaciones entre vecinos se multiplican cuando hay un perro que acompaña.
La cuarta razón va más allá de lo individual: adoptar es un acto de solidaridad. Refleja empatía y compromiso con los animales y transmite estos valores a toda la familia, especialmente a los más pequeños, cuando se tienen hijos.
El quinto motivo es vital: adoptar salva vidas. Cada perro que encuentra un hogar libera espacio en una protectora y multiplica las posibilidades de rescatar a otros que lo necesitan. Un sexto aspecto clave es el aprendizaje. La convivencia con un perro enseña constancia, organización y responsabilidad compartida, valores que enriquecen la vida individual y familiar en su conjunto.
Y, finalmente, la séptima razón es quizá la más poderosa: el vínculo único que se genera. Muchos adoptantes aseguran que los perros rescatados muestran un apego especial hacia quienes les dieron una segunda oportunidad, un lazo difícil de describir que convierte la adopción en una experiencia transformadora.
“Además de la mejora en la salud física y emocional, la adopción fomenta valores de responsabilidad, empatía y compromiso en todos los miembros de la familia”, añade Sánchez-Paniagua.