Viajar con nuestro gato: ¿Qué precauciones debemos tomar?

gato viajando

Al gato no le gustan demasiado los desplazamientos. Salir de su entorno habitual es una importante causa de estrés para él y es muy posible que se asuste, tratando de huir para ponerse a cubierto, o incluso orinarse encima. El tren es el medio de transporte que parece más conveniente para el gato.

Muchos gatos se muestran ansiosos o sufren náuseas cuando viajan en coche. Si se viaja en avión es mejor transportarlos en la cabina y no en la bodega, aunque no todas las compañías aéreas lo permiten. Cualquiera que sea el medio de transporte utilizado, conviene colocar al gato en una cesta: se sentirá más seguro.

Si la cesta se encuentra a disposición del gato en la casa, se acostumbrará a ella, Cuando se viaja en avión, en tren o en taxi, es mejor usar una cesta de plástico bastante cerrada y tapizar el fondo con una toalla de aseo. Si se circula a pie, la bolsa blanda es más práctica y menos molesta para las piernas. SI el gato no se deja «enlatar», conviene escoger una cesta con tapa: es más práctica. Hay que transportar a los gatos que se marean en ayunas y administrarles eventualmente un fármaco específico. Los tranquilizantes son poco recomendables porque el efecto es variable según el gato; algunos se vuelven muy agresivos.

Antes de las vacaciones, hay que asegurarse de que el gato está tatuado. En caso de pérdida, será más fácil recuperarlo. Para pasar una frontera o entrar en un camping hay que mostrar la cartilla de vacunación del gato (sobre todo, el certificado de vacunación antirrábica) y un certificado de buena salud.

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